07
May

Carta al Papa: Los cotilleos, el pecado original de los peluqueros.

Estimada santidad,

A raíz de la audiencia que usted mantuvo con una asociación de peluqueros y esteticistas italianos, muchas de sus palabras quedaron reflejadas en la prensa internacional y claro está en la local. Adjuntamos una de las muchas publicaciones para que aquellos que no lo han leído tengan la oportunidad de hacerlo y sacar sus propias conclusiones.

Algunos peluqueros como es nuestro caso estamos ya un poco cansados de que se nos juzgue y se nos cuelguen muchas etiquetas que vienen diríamos nosotros, de siglos pasados.

Muchos tienen la “Santa manía” de meter a todos en el mismo saco y cuando esto ocurre lo único que nos queda es dignificar y profesionalizar nuestra profesión y nuestros salones.

Le agradecemos el sabio consejo, penalizado por la iglesia de no cotillear, que según su santidad es muy habitual en nuestro entorno de trabajo. También que “tratemos a nuestros clientes con amabilidad y cortesía porque así contribuimos al bien de la sociedad”.

¿Usted cree que puede haber algún peluquero/a en el mundo que no trate a sus clientes con amabilidad y cortesía? Pero, ¿qué imagen tiene su santidad de las peluquerías?

“ Los cotilleos destruyen la comunión por ser inoportunos o por su falta de delicadeza”. Sinceramente creo que en sus palabras también falta delicadeza, y si ya nos dice su santidad que en nuestros centros se cotillea y se chismorrea y que “tengamos cuidado: el chismoso y la chismosa es un terrorista, tira a los demás la bomba y se va tranquilo” ya no sé que tenemos, si una peluquería profesional, en la que a nuestros clientes se les trata con toda la amabilidad y delicadeza que requiere cada caso, o tenemos un escenario de batallas diarias en las que nos vamos soltando bombas y nos las pasamos unos a otros para que exploten en los morros de las personas.

Sepa usted su santidad, y ahora hablamos exclusivamente de nosotros porque no podemos ni debemos hablar de los demás, que en nuestro salón solo se habla de lo que el cliente quiere. Y de lo que se habla, queda entre el cliente y el peluquero/a.

Es más, hay situaciones muy delicadas que se tratan con valores de cercanía y sobre todo de mucha amistad.
Le invitamos a nuestra peluquería para que pueda ver que los tiempos cambian. Que las cosas cambian y que todo se moderniza. Por favor, le agradeceríamos con no caiga en el comentario fácil, porque muchas veces como es en este caso alguno se puede molestar.

Juzgar a los demás no sabemos si es pecado. Lo que sí sabemos es que a veces se vuelve en contra de quien juzga, como no nos cabe la menor duda que es en este caso.

Si le llegan estas palabras, que intentaremos que así sea, esperamos al menos que las entienda, las asimile y le sirvan a futuro para no caer en los errores de muchos, que no de todos.

Atentamente,
Arco Wellness Factory.